lunes, 18 de junio de 2012

LOS NEUQUINOS EN EL ARGENTINO B

Independiente y su momento de gloria - El equipo de Gustavo Coronel entró en la historia al lograr . el ascenso al Argentino B. JUSTINIANO POSSE (Especial).- El fútbol a veces sí sabe de justicias. Y éste es el caso. Porque Independiente de Neuquén mereció llevarse el ascenso directo al Argentino B en Chivilcoy, pero tuvo que esperar tres semanas para conseguir la ansiada vuelta a la cuarta categoría federal.
Los muchachos que conduce Gustavo Coronel hicieron historia al ganar la reválida y mandar al Complejo Deportivo de esta ciudad cordobesa al Torneo del Interior.

Por eso las lágrimas alegres del final. Las del DT y muchos de sus dirigidos. El martirio se terminó cuando Orlando Porra, el jugador más decidido a lo largo de este duro camino, puso el 1-0 a los 27 minutos del segundo tiempo, que se transformó en 3-1 global.

Independiente, ese equipo del que se esperaba poco en la previa al inicio del TdI, se convirtió ni más ni menos que en el único equipo neuquino en conseguir un ascenso deportivo en tiempos modernos (desde que se juegan Argentinos A y B).

Fueron 20 partidos en total y 14 finales de play offs que permitieron una maduración futbolística. Hubo mucho temple en los jugadores neuquinos, que llegaron a esta definición luego de sentirse "estafados" en Chivilcoy. Por eso el regreso al Argentino B, del que había caído el año pasado, tiene sabor a néctar. Porque lo concretó un plantel contra todas las adversidades, que supo sobreponerse a la crisis institucional, las carencias presupuestarias y la sensación siempre presente de que con jugadores de la zona no se puede trascender.

Ya lo había logrado Cipolletti en la temporada 2006/2007, cuando subió del 'B' al 'A' con futbolistas surgidos de estas latitudes. Y ahora lo repite el Rojo, cinco años más tarde. Esos dos planteles son por ahora los únicos regionales en concretar el objetivo en la cancha desde 1986.

El de ayer no fue un partido atractivo para el espectador, sobre todo porque los dos equipos tenían mucho para perder.

Complejo Deportivo manejó el balón durante casi toda la primera parte, pero cada vez que intentó ser profundo se chocó con una muralla de tres cabezas: Nicolás Peralta, su tocayo Alegría y Facundo Salinas (la gran figura de la cancha). Ellos se encargaron de devorarse a los delanteros locales y los 45 iniciales apenas dejaron un par de sustos para el Rojo (Peralta le ganó un mano a mano a Albiñana) y una polémica: el gol anulado a Salinas por una presunta posición adelantada.

En el complemento la idea de juego de Coronel se materializó mejor. Los volantes centrales Rafael Leiva y José Ancatén ganaron en precisión, creció la figura de Lalo Porra y la defensa continuó impermeable.

Los dueños de casa, maniatados, cayeron en la trampa de los nervios y en su afán de ir en busca del partido (necesitaban ganar para mantener la categoría porque la ida había terminado 2-1) dejaron muchos espacios en el fondo. Por eso Coronel mandó a la cancha al veloz Juan Carpinello en lugar de Mauricio Villa.

Peralta, viejo titán que tuvo un torneo de novela, se jugó el alma ante un bombazo de Alfredo Ramírez Silva a los 24, y 4' más tarde Porra contestó con una cachetada letal. Fue cuando el Negro Ancatén lanzó un largó pelotazo, el '10' picó como wing izquierdo y definió con un zurdazo cruzado. Impecable. Golazo.

El Rojo no se relajó. Salinas era un mariscal, Leiva los corría a todos como un poseso, Porra bancaba los balones que aterrizaban en su cuerpo y los jugadores locales buscaban pero no encontraban.

A los 36 Peralta se volvió gigante ante Quiroga, dos minutos más tarde se fue a las duchas el Rafa Leiva y el fantasma lo espantó Salinas en una salvada providencial.

Lo tuvieron para liquidar Jesús Mora y Aldo Bagolín, pero juguetearon con el destino y un defensor local rechazó el balón en la línea. Perdió el empate Andrés Correa cuando la redonda le picó caprichosa, con el '1' ya vencido, y todos en Independiente, jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y un centenar de hinchas explotaron de emoción, de algarabía, de felicidad perpetua cuando sobre las 18:03 el árbitro Maximiliano Salado Paz decretó el final.

Coronel no pudo contener el llanto de emoción. Seguramente recordó todos los años alejado del fútbol, su retorno a la institución donde se retiró como jugador, la promesa que les hizo en diciembre a sus jugadores ("vamos a ascender de visitante', dice que les dijo) y tantas cosas más. Seguirá siendo el DT de este equipo, ahora en una categoría superior, y buscará que varios de sus gladiadores depongan la idea de decir adiós al fútbol. Tiempo al tiempo.

Catorce meses después de aquel durísimo trance del descenso, Independiente vuelve al Argentino B. El fútbol neuquino se revitaliza porque tendrá nuevamente dos representantes en esa categoría (está Maronese). Dicen que en agosto largará el torneo. Quizá (ojalá así sea) ya no esté Deportivo Roca. Lo cierto es que el Rojo tiene mucho para trabajar de aquí en más. Debe aprender de sus errores y, por sobre todas las cosas, quienes lo conducen tienen que tomar como ejemplo a este grupo humano que marcó historia en el fútbol regional cuando nadie lo esperaba.

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