viernes, 1 de junio de 2012

VENCIO A OBRAS POR 75 A 56

Peñarol es el tricampeón - En Mar del Plata, se convirtió en el primer equipo de la historia en lograr tres títulos consecutivos tras vencer a Obras por 75-56 y cerrar la serie 4-2. Leo Gutiérrez logró su novena Liga y es el máximo ganador.
El reloj se consume y la final es cosa juzgada. Leo Gutiérrez sonríe y festeja como un nene al que le acaban de regalar su primera bicicleta. Salta de un lado a otro, grita, busca brazos cómplices. Lo mismo hacen Sergio Hernández, el entrenador más ganador de la Liga Nacional; Facundo Campazzo, Marcos Mata, Martín Leiva, Selem Safar, Alejandro Reinick, Pablo Barrios, Nicolás Lauría, Matías Ibarra, David Jackson y el pibe Salvador Giletto. Y vaya si está justificada tanta euforia, tanta alegría, tanto carnaval. Es que Peñarol, el club de locos, el club que hizo posible lo imposible, concretó lo que nadie: venció a Obras 75-56, cerró la serie 4-2 y se transformó en el primer tricampeón de la historia.

Pero el resultado final no demuestra lo que tuvo que sufrir para lograrlo. Porque El clima festivo de las tribunas lejos estuvo de contagiar en el arranque a Peñarol . Es que peor no pudo haber empezado la historia para el local. Nunca le pudo encontrar la vuelta a la defensa de Obras, que volvió a apostar por una defensa individual como en gran parte del quinto partido. Así, si bien se cargó rápidamente de faltas Darren Fells, trabó la ofensiva milrayitas. Y, como los triples no aparecieron (1/8 en esos 10´), al Tachero se le hizo todo fácil. Con un inspirado Pipa Gutiérrez (11 puntos) lastimó en la pintura y lo fue llenando de dudas al bicampeón. Apagado Campazzo, Leo Gutiérrez bien controlado, el que aportó algo para la causa local fue David Jackson, quien rompió a 2m33 el maleficio de los triples y terminó el parcial con 5 tantos.

Ni siquiera desalentó a la visita que su base titular y figura Martín Osimani sumara su tercera falta luego de una antideportiva mutua con Martín Leiva. Es que, al igual que en el quinto juego, Alejandro Konsztadt se hizo cargo bien de la responsabilidad. Precisamente, el ex Ciclista metió un triple que decretó el 21-10 tras los diez iniciales.

Si el primer cuarto había sido muy malo para el local, los cinco minutos iniciales del 2° fueron aún peores. Porque Obras no levantó el pie del acelerador, siguió exigiendo en defensa y en ataque lastimó adentro, con Pipa Gutiérrez, Espinoza y las penetraciones de Konsztadt. Un rompimiento con doble y falta convertida del base le dio la máxima a la visita, 28-12. Los hinchas de Peñarol no entendían nada.

Los triples no le entraban a Peñarol y la presión aumentaba. Obras disfrutaba en ambos lados de la cancha y parecía decidido a construir una ventaja irremontable. Pero apareció Leo Gutiérrez, con dos bombas y una jugada de tres puntos, lo ayudó Campazzo (5) y juntos lideraron el goleo local. Y en defensa, tras ajustar la marca sobre Pipa Gutiérrez y con Osimani afuera, consiguió cierta solidez que le permitió correr. Con esa ráfaga de 19-5, Peñarol cerró impensadamente a sólo un doble {33-31) la primera mitad.

Empujado por su gente, Peñarol salió con la misma tónica tras el receso largo. Sin tanto de Leo Gutiérrez, pero con la tremenda tarea de Marcos Mata (7 puntos y 7 rebotes en el parcial), la aparición de David Jackson (5) y una pegajosa defensa de Alejandro Reinick sobre Pipa Gutiérrez (así y todo hizo 5), el local impuso condiciones. Con Washam sin luces, ya Konsztadt mejor controlado por Campazzo y sin carga en el rebote, Obras la pasó mal. Y el Milrayitas concretó un 17-9 para entrar a los últimos diez minutos de juego con ventaja de seis (48-42).



Y el último capítulo fue una verdadera avalancha del ahora tricampeón. Con David Jackson como héroe impensado y autor de 23 puntos, una intensa tarea en defensa, que anuló por completo a las armas de Obras, Peñarol se lo llevó por delante. No hubo respuesta visitante y entonces se desató la fiesta. Una fiesta inolvidable de un club que va por más. POR IGNACIO ORTELLI, ENVIADO ESPECIAL A MAR DEL PLATA

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