lunes, 22 de octubre de 2012

SANDERS VENCIO A GODOY

Eclipse de Luna para el Niño - Billi Godoy resignó su invicto ante Sanders, en una noche para el olvido, en la catedral del boxeo.
Sábado de boxeo en el Luna Park. Imposible resistirse a la tentación de agolparse en la esquina de Corrientes y Bouchard para divisar rostros de narices chatas -muchos de ellos conocidos y otros no tanto- y mezclarse con viejos personajes anónimos que no se cansan de repetir las hazañas del Mono, Nicolino, el gran Ringo, el Negro Galíndez y Escopeta Monzón, por sólo nombrar los más encumbrados que treparon al mítico tapiz que hizo glorioso Tito Lectoure.



Es cierto, ya no resuenan los nostálgicos relatos de Osvaldo Caffarelli, con el querido Gordo Horacio García Blanco a su lado, aportando sabiduría en cada comentario; ni tampoco la inquebrantable voz de Ricardo Arias y las consideraciones de Ulises Barrera. Hoy brillan Walter Nelson y la Ragazza…



Pero el Luna es el Luna, pese a que en la era de la tecnología, paradójicamente, las luces no brillan como antaño. Y allí no podés fallar.



Para el centenariense Billi Godoy, la noche del sábado era una oportunidad único, valiosa, imperdible. Si bien no exponía su título argentino -el más encumbrado de los que conquistó hasta el momento, tenía chance de mostrarse ante el selecto público porteño en el semifondo del choque Narváez-García (ver aparte). O sea, todos los ojos iban a estar puestos en él, mientras esperaban el regreso del "Huracán". Y para que la empresa no sea tan compleja, enfrente tenía un rival accesible como el bonaerense Sergio Sanders, a quien había noqueado en el verano del 2011, sin mayores inconvenientes.



Pero nada es perfecto e inesperadamente (porque era amplio favorito a priori) cayó por puntos en fallo dividido, luego de ocho capítulos de escaso nivel -con abucheos a partir del sexto-, en una actuación para olvidar lo más rápido posible. Lo mejor de Billi estuvo en el epílogo del pleito, cuando salió a tirar todo y mandó a la lona a Sanders. Pero fue demasiado tarde, apenas cinco segundos después llegó el final y no tuvo tiempo para liquidarlo Y en parte, saldar la deuda.



Durante los siete capítulos previos, jamás pudo soltarse, encontrar variantes y menos aún imponer su habitual ritmo de pelea. Los guarismos finales (dos jueces vieron ganar al "Súper" por 76-75 y 76.5-76 y el restante se inclinó por el neuquino 76.5-76) no sorprendieron a nadie. Una mala noche y chau invicto para la joya de la Dinastía. Si aprende de los errores, para el "Niño", lo mejor aún está por venir (Luis Amaolo).

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