lunes, 29 de julio de 2013

SOBORNOS EN EL FÚTBOL - POLÉMICO LIBRO

“El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”. Con esa frase del filósofo Jean-Jacques Rousseau, el exárbitro Humberto Rosales intenta explicar la única gran mancha que lleva consigo. Rosales fue un referí sanjuanino que dirigió muchos años en el fútbol de Córdoba y se introdujo de lleno en un sinuoso camino que para él no tuvo salida: el de los sobornos. San Juan, 29 de julio.


“En el fútbol, como en la vida, no existe persona más mala y peligrosa que aquella que quiso ser buena y no la dejaron. Se convierte en lo peor. Eso fue lo que me sucedió: comencé de a poco a convertirme en el peor del grado”, aseguró el arrepentido exárbitro. Desde la autoridad que le confieren sus 22 años en el arbitraje, pero sobre todo desde la valentía de asumir que fue parte del mundo oscuro del fútbol, “el Chino” Rosales escribió un detallado libro sobre la trama íntima del soborno.

“Los directivos saben quiénes son los árbitros que están en la joda e incentivan eso porque les conviene tener un grupo de personas que les digiten a su gusto los partidos. Pero no buscan a cualquiera, sino a alguno que tenga condiciones y carisma. Mi finalidad es la de denunciar el hecho del soborno pero no perjudicar a ninguna institución ni persona. Los nombres acá son ficticios. Quiero que de una vez por todas el fútbol cambie”, explicó el exreferí.

–¿Cómo fue la primera vez que te sobornaron?

–Fui a dirigir un clásico en el interior provincial y los visitantes habían arreglado el partido junto al otro línea que iba conmigo y al árbitro. Había, a plata de hoy, unos 20 mil pesos para repartir entre los tres. Estaban 0-0 y sobre el final le queda una pelota a un delantero que estaba un metro adelantado y yo convalidé el gol. Parecía que todo salía redondo pero los otros cobraron el dinero y nunca me dieron la guita. Ahí empecé a entender cómo era esto.

–Le agarraste el gustito…

–Cuando uno entra no puede volver atrás. Aunque me estafaron, ellos hablaron bien de mí y me recomendaron con otros árbitros y clubes que estaban metidos en la joda. Al árbitro del soborno no le interesa el honorario, gana más con esto otro.

–¿Por qué te arrepentiste?

–Porque quiero que esto termine. Fuera de lo que hice en el fútbol, soy una persona honesta. Además soy hincha de San Martín de San Juan y me dolió mucho que a mi equipo lo descendieran, porque no bajó, lo descendieron. Eso me incentivó más.



- ¿Qué es lo mejor del libro?

- Yo acá doy todas las trampas que hacen los árbitros cuando están comprados. El que toma el libro después ve un partido por TV y se va a dar cuenta si hay amaño. Yo busco advertir a la gente. Después cada uno decidirá si tiene ganas de continuar con la fantasía de que los partidos se ganan y se pierden sólo en la cancha.

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