sábado, 8 de febrero de 2014

SALVADOR CABAÑAS EN SU PANADERIA

La emotiva historia de CabañasEstuvo cerca de la muerte, fue estafado por su mujer y hoy se gana la vida vendiendo pan en Paraguay junto a su padre. Salvador no se rinde.

Salvador Cabañas en su panadería. Se gana la vida vendiendo pan. 
Salvador Cabañas, el exfutbolista de la selección paraguaya, se gana la vida ayudando a sus padres en la panadería de la familia para sobrevivir tras haber perdido todo desde aquel fatídico disparo que recibió en la cabeza en un local nocturno de Ciudad de México hace cuatro años cuando jugaba para el América.

“Voy a salir adelante”, repite como frase de cabecera el exjugador a quien llegaron a llamar el Tevez paraguayo. Hoy, Cabañas controla a diario a parte del personal amasando la harina en un galpón, prolongación de la modesta vivienda donde nació, en Itaguá, a 30 km de Asunción.

Además, admitió en una entrevista con la agencia AFP que está separado de su pareja, María Lorgia Alonso, quien está a cargo de sus hijos Santiago (13) y Mía Ivonne (9) en su lujosa mansión de Asunción, valuada en unos 5 millones de dólares. También le atribuye haberse apoderado de sus bienes, durante su convalecencia, en connivencia con su representante y el abogado.

Salvador Cabañas se levanta a las cuatro de la mañana para disponerse a repartir pan en una camioneta a los clientes de su padre, don Dionisio, y su madre, doña Basilia Cabañas. “Repartimos por los alrededores de Itaguá, Ypacarai, San Bernardino (afueras de la capital). Me gusta el trabajo. La gente me reconoce y me pregunta… sobre fútbol claro. Yo les digo que me divierto mucho”, expresó.

Cuatro años después. El 25 de enero se cumplieron cuatro años del fatídico momento de regresión en la carrera del habilidoso delantero. Era la estrella del América, el club millonario de México. Ostentaba el récord de goleador de la Copa Libertadores por dos años consecutivos y se encontraba a seis meses del mundial de Sudáfrica 2010, al cual su equipo accedió casi sin despeinarse en las eliminatorias sudamericanas y llegó a cuartos de final con Gerardo Martino como entrenador.

“Cuando sucedió aquello (por el disparo) yo había firmado un pre-contrato por 1.700.000 de dólares para una transferencia a Europa. Me dijeron que mi destino sería el Manchester United. El América me retuvo. Me dio un departamento en Acapulco y otro en Cancún. Me dobló mi salario”, señaló.

En ese sentido, dijo haber tenido un sueño cuando su vida pendió de un hilo en el transcurso de sus 23 días en terapia intensiva en un hospital de la capital mexicana. ”Mi abuela Basilia me decía que iba a salir adelante”, relató.

Su padre, Dionisio, también ex jugador de fútbol profesional, en el mismo puesto que jugaba su hijo -delantero por derecha- sentencia en la lengua nativa de Paraguay, el guaraní: “Mi hijo fue doblemente víctima”.

“Le truncaron su vida profesional en el mejor momento de su carrera y después se aprovecharon de él, su propia pareja, su representante y su abogado”, señaló con dolor a la agencia francesa.

El propio Cabañas respondió gesticulando con los dedos. “Me hicieron firmar con la impresión digital (de los dedos)” mientras no estaba con todas sus facultades. Dice que el América le había prometido una indemnización pero que el dinero nunca llegó a sus manos. Además, su mujer dice que se le acabó la plata, pero Cabañas está dispuesto a encarar la batalla judicial.

El regreso a las canchas. Llegó el turno de volver a su pasión y Cabañas regresó a su club de origen, el 12 de Octubre de Itaguá, que volvió a primera división este año. El 12 estaba dos divisiones abajo hace dos años cuando reapareció Salvador, como su nombre lo indica, para darle nueva vida al club. Su retorno a los estadios congregó a miles de fanáticos y curiosos que lo alabaron sin cesar.

Por otra parte, sobre su pasado reciente reconoció que trata de olvidarlo y mirar hacia adelante. De su asesino, el narcotraficante Jorge Balderas Garza, responde: “No sé. No me interesa. Me dijeron que lo mataron”.

Aquel día de la tragedia, Salvador asegura que llegó al cielo. “Dios me bendijo para que vuelva a vivir. Hablaba con abuela (ya fallecida). Le dije que a mi familia no le iba a faltar nada. Pensando en eso mandé construir la panadería”.

Consultado sobre lo que más recuerda de su paso por los estadios de fútbol, recordó una anécdota cuando jugaba para el América y le tocó eliminar al Flamengo de la Copa Libertadores: ”Tiempo después jugué por la selección paraguaya. Le ganamos a Brasil en Asunción con un gol mío por las eliminatorias. Antes de la revancha, en Brasil, los medios de prensa publicaron: ‘cuidado con el Gordinho’. Me hizo mucha gracia”, dijo.

Por último, Cabañas reveló que cuando se retire del fútbol ya tiene ofertas para ser comentarista deportivo de televisión. “Tengo una oferta a nivel local y otra en el exterior, de una cadena norteamericana”. El fútbol lo extraña, no así como los políticos paraguayos que solo se acuerdan de él cuando lo necesitan para alguna campaña.

Fuente: AFP

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