jueves, 20 de noviembre de 2014

LUTO EN EL BOXEO, FALLECE CARLOS MONTES

En el boxeo los golpes no vienen solos, el 1-2 es una regla de oro y esto acaba de ocurrir en el pugilismo mexicano. Esta mañana de jueves aún no acabábamos de secar las lágrimas por el fallecimiento del señor Juan José Herrera Órnelas, cuando otra mala noticia nos rompió el corazón: murió el ex pugilista Carlos Montes, amigo inseparable del Luis Villanueva Páramo, el legendario "Kid Azteca".

Por Prensa Cleto Reyes

Carlitos, como se le llamaba con cariño, era una enciclopedia viviente de la historia del boxeo, desde la época de los 40, hasta nuestros días. y el próximo 24 de diciembre cumpliría 87 años.

Sus restos son velados en la capilla B plus del Panteón Jardín Guadalupano, allá por el rumbo de Plaza Aragón y este viernes a las 12:00 horas serán inhumados en el mismo lugar.

Con una mente intacta, aún por los golpes recibidos y el paso del tiempo, Carlos Montes poseía un archivo invaluable de fotos originales de boxeadores y al ver cada una de ellas daba santo y seña del peleador que en ellas aparecían, como los casos de "Kid Filipino", Paco Sotelo, Pedro "Jaibo" Ortega, Tony "Chino" Mar, Rodolfo "Chango" Casanova y, desde luego, "Kid Azteca".

En sus años de boxeador combatió en la división de peso gallo y contaba que había sostenido dos centenares de combates profesionales.

Su charla era amena y mucha gente sólo lo ubica por su gran amistada con "Kid Azteca", pero fue boxeador "y de los buenos, en las divisiones pequeñas; mi cuerpo era compacto manito, mi manager fue don Luis Morales, sostuve más de 200 peleas como profesional".

Con orgullo, casi tirándole a presunción, que "yo fui un peleador fino, estilista, no me gustaba que me pegaran, así que aprendí a defenderme de mis rivales".

Este jueves su amena charla y si privilegiada memoria tomaron el descanso eterno y se nos fue el amigo, la enciclopedia viviente del boxeo y la muerte asestó en nuestros corazones el 1-2 que nos noqueó el alma.
De Carlos Montes nos queda grabada su sonrisa, su don de amigo y sus anécdotas del pugilismo mexicano. 
¡Descanse en paz!

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